El error como experiencia
positiva
Tradicionalmente
nuestra cultura y nuestra educación nos han transmitido que el error es
negativo. Esta falsa creencia es el principal impedimento para llevar a cabo
nuevas experiencias y aprendizajes, que tal vez desearíamos y que podrían
reportarnos gran satisfacción, pero que
no emprendemos por miedo a equivocarnos. El miedo al error nos impide arriesgarnos,
probar cosas nuevas o formas distintas de hacer las cosas que podrían terminar por
resultar más ventajosas, eficaces o satisfactorias.
Recordemos, por ejemplo, que Thomas Edison fallo 10.000 veces antes de lograr el filamento de carbón que se utiliza en los focos de luz. Ante la pregunta sobre si se sentía desalentado Edison alego que entendía un triunfo determinar 5.000 maneras en las cuales la incandescencia no funcionaba y que se encontraba 5,000 pasos más cerca de descubrir cómo hacerlo funcionar. A pesar de las críticas recibidas Edison continuó y gracias a ello revolucionó el mundo con su bombilla incandescente.
De hecho, precisamente en una sociedad como la actual, en la que todo fluye vertiginosamente quedando
pronto obsoleto, se demandan más las habilidades
personales que los conocimientos y una de esas preciadas habilidades es la de la capacidad de aprendizaje y adaptación
al cambio. Para ello resulta fundamental quitarnos el miedo al error,
convertirnos en grandes observadores y estar dispuestos a emprender nuevos caminos
sin temor a equivocarnos, con el entusiasmo y la motivación del consiguiente descubrimiento, en el sentido que sea. Hoy
en día esta es una de las claves para evolucionar y crecer. Por ello,
hay que animar a los niños a que, desde pequeñitos, prueben nuevos caminos y experiencias aplaudiendo
la iniciativa de realizarlos sin importar el resultado y haciéndoles ver que el
error es algo valioso. Hay que otorgar definitivamente un valor positivo al
error y trasladar a los más pequeños que se trata de una consecuencia necesaria y natural del proceso de aprendizaje,
a la vez de resultar de gran utilidad al reportarnos
información y conocimientos de cara a emprender nuevos caminos, aprendizajes y
vivencias, así como para prevenirnos, en
muchas ocasiones, de cometer equivocaciones mayores. Despojemos al error de la
etiqueta negativa que lo caracteriza otorgando valor a nuestras propias
equivocaciones delante de nuestros hijos para transmitir, primero con el
ejemplo y después con la educación, que el error es el único camino para el
aprendizaje, una oportunidad de oro para mejorar, crecer, evolucionar y
alcanzar nuestras metas en la vida. Sin duda "el fracaso más grande es nunca
haberlo intentado". Proverbio chino.